La vibrante capital de Tailandia, Bangkok

Hoy os queremos hablar de la capital de Tailandia, Bangkok, una metrópoli del siglo veintiuno que aúna tradición y modernidad. Escaparate del país, la capital dispone de modernos sistemas de transporte, altos rascacielos y novísimos centros comerciales que comparten espacio y tiempo con mercados tradicionales y formas de vida inmutables desde hace siglos. Multicultural y cosmopolita, diversa, compleja, difícil, diferente… Bangkok es una ciudad de múltiples facetas que resultará imprescindible en vuestro Viaje a Tailandia.

La capital de Tailandia a lo largo de la historia

Como ocurre en otros países, la capital de Tialandia ha cambiado de emplazamiento varias veces merced a las circunstancias históricas. Antes de que existiera Tailandia como país, tan solo había un conjunto de ciudades estado, cada una con su propio rey, sin fronteras definidas y en liza unas con otras. Sukhotai, fundada en 1238, será la primera capital del primer reino Siam y tras un período de expansión, en 1351, pasará el relevo capitalino a la ciudad de Ayutthaya, capital del pujante imperio del sur del país. Tras la caída del imperio a manos de los birmanos en 1751, la capital se sitúa brevemente en Thonburi, al otro lado del río Chao Phraya, para pasar definitivamente a manos de Bangkok en 1782, cuando el rey Rama I inició la historia moderna del país.

A partir del siglo dieciocho, Bangkok muestra su vocación centralista y capitalina. Los avances médicos del siglo diecinueve y la inmigración del campo en el veinte, favorecieron un incremento espectacular de la población de la ciudad, que pasó de tener poco más de cincuenta mil habitantes a ser una de las mayores metrópolis del mundo. La capital de Tailandia tiene más de cincuenta distritos y una población de ocho millones de habitantes, pero se estima que el área de influencia del Gran Bangkok, que se adentra en varias provincias colindantes, está habitada por más o menos quince millones de personas.
Como auténtico cruce de caminos en el sureste asiático, Bangkok es, en esencia y por derecho propio, una capital cosmopolita. La vocación plural de la ciudad se advierte en la impronta dejada por las diferentes culturas que la han habitado a lo largo de diferentes períodos históricos. A la época de la colonización inglesa hay que sumarle los años de las negociaciones con los holandeses, las pretensiones comerciales de los franceses, y la influencia portuguesa durante el reino de Thonbury. Los estilos occidentales son habituales en el distrito de estilo europeo, Farang Quarter, donde solían residir los diplomáticos. Por otro lado, la gran tradición de Bangkok como asentamiento para la población china e hindú ha originado dos de los barrios más famosos: Chinatown, famoso por sus mercados, y Little India, donde parece que estuviéramos en una auténtica ciudad hindú. A todo ello hay que sumarle una población bastante grande de árabes, japoneses y africanos que confirman el carácter multicultural de la capital. Rasgo que ha sido favorecido por el proceso de la globalización, que ha transformado el panorama humano de Bangkok, sobre todo en las zonas frecuentadas por los turistas, tornándolo similar al de cualquier otra gran metrópolis del siglo veintiuno.

La ciudad difusa

La zona que ocupa Bangkok fue desde siempre un área de importantes asentamientos humanos, razón que determinó al rey Rama I a la hora de establecer aquí la nueva capital. La ciudad se asienta sobre un terreno pantanoso y húmedo y se rumorea que se hunde a razón de dos centímetros por año. La capital de Tailandia está dividida en dos por el rio Chao Phraya, verdadero eje del territorio urbano. Un río de resonancias cuasi míticas y ligado a la tradición popular, fuente de riqueza, porque irriga las tierras y sirve de vía de comunicación, así como de problemas, cuando se desborda e inunda la ciudad. El paseo en barco por el río es una forma rápida de entender la disposición urbana de Bangkok y de penetrar en la verdadera esencia de una urbe cuyo origen está íntimamente ligado al agua. Desde el río podremos contemplar los canales que se conservan, especialmente en el antiguo distrito de Thonburi, en la zona oeste del río, así como las humildes casas de madera que hunden sus pies en el agua y cuyos moradores continúan haciendo el mismo tipo de vida de antaño. La perspectiva desde el río convierte al Chao Phraya casi en un hito urbanístico que otorga coherencia a una ciudad aparentemente caótica y desordenada.
Por momentos, Bangkok puede parecer que no tiene centro, lo que requiere por nuestra parte un esfuerzo adicional para darle un sentido social y espacial a su territorio. De hecho, sus habitantes perciben distintos “centros” y los urbanistas hablan de tres diferentes ciudades: la ciudad capital religiosa budista, la ciudad capital de la nación y la ciudad capital de los negocios. Todo depende de quién se refiera a ella: para un inmigrante de las áreas rurales, Bangkok será el centro de la modernidad del país, para un budista un lugar de culto, para un agente de bolsa, un sinónimo de lucrativos negocios. Si bien esto no es muy diferente a lo que ocurre en otras ciudades, con respecto a Bangkok, los expertos están de acuerdo en que esto sucede porque lo simbólico y lo económico no coinciden en el territorio. En este sentido, la ciudad es poliédrica y ofrece múltiples caras que mutan en el espacio y en el tiempo, dificultando una definición única de la misma. Por ejemplo, se quiere interpretar Bangkok como una síntesis entre tradición y modernidad, pero cada vez más la identidad de la ciudad se disuelve en la globalización y Bangkok ya no es el centro de la cultura tai como antaño. La ciudad se despersonaliza y se aleja de lo tradicional, como le ocurre a tantas metrópolis del mundo camino de convertirse en ciudades clónicas. Aunque tampoco hace falta ser tan pesimistas, si dejamos la añoranza por lo perdido y la melancolía por el pasado, también podemos contemplar la vibrante y frenética ciudad que se despliega ante nuestros ojos como un reflejo del signo de los tiempos; el resultado de la adaptación de la cultura tailandesa y de la capital del país a los desafíos que supone la globalización en pleno siglo veintiuno.

Zona antigua y centro

La mayor parte de los turistas se alojan en la zona de la capital de expansión reciente del distrito de Bang Rak, en los barrios de Sukhummit o Silom. En principio, estos barrios se alejan del carácter primigenio de la ciudad, ya que son zonas nuevas que se caracterizan por construcciones de estilo contemporáneo. Si queremos entrar en contacto con la verdadera esencia de Bangkok, tenemos que ir a la zona donde se encuentra el Gran Palacio, en el distrito de Phra Nakom, la parte más antigua, originaria del siglo dieciocho. En esta zona, la cultura autóctona aún persiste y no ha sido borrada por las marcas europeas. Aquí se encuentran muchos de los típicos canales que le otorgaron a la ciudad el titulo de la Venecia de oriente. Muchos de ellos no han podido resistir el paso del tiempo y han sido sacrificados en aras del progreso, para facilitar la construcción de edificios y calles. No obstante, la zona se caracteriza por construcciones bajas y antiguas.
Aquí se encuentran algunos de los templos más importantes, como el del famoso Buda reclinado, Wat Pho, o el del Buda Esmeralda, Wat Phra Kaew, entidades de importancia cultural como el Museo Nacional y la Galería Nacional. Justo enfrente, en la otra orilla del río, se encuentra el templo budista Wat Arun (Templo del amanecer), en el distrito de Bangkok Yai, cuya torre forma parte ineludible del paisaje de la ciudad, sin duda una visita imprescindible. En Bangkok Noi, otro distrito aledaño a la zona antigua se encuentra uno de los museos más especiales de la ciudad: el Museo de las Barcazas Reales, que alberga bellas gabarras ricamente decoradas, utilizadas por la monarquía para sus desplazamientos por el río y para los grandes eventos, desde hace siglos.

La capital comercial

Bangkok se ha convertido en la urbe económica por antonomasia del sureste asiático. Así lo demuestra su pujante centro de negocios en el distrito de Sathorn, donde son habituales los rascacielos futuristas y los áticos de lujo en perfecta combinación con tiendas sencillas de las de toda la vida, ligadas a la cultura más tradicional. La simbiosis es tal que os parecerá estar contemplando los escenarios imaginados por Ridley Scott en Blade Runner.

El centro de negocios simboliza la enorme relevancia de la actividad comercial para el pueblo tailandés. El comercio forma parte de la idiosincrasia nacional y se manifiesta en una enorme profusión de mercados y centros comerciales. Eso sí, allá donde vayáis, no olvidéis que el regateo es imprescindible en la capital de Tialandia, casi un “deporte” nacional.

Para los que buscan hacer compras en Bangkok, las opciones son muchas. Si lo que queréis son grandes centros comerciales propios del siglo veintiuno, los vais a encontrar para todos los gustos y posibilidades. Por ejemplo, el MBK, en el distrito de Pathum Wan, es un gigantesco centro comercial que lleva décadas ostentando el título del mas grande de Asia. No muy lejos se encuentran otros grandes templos del consumo contemporáneo: Central World y Terminal 21, donde encontraréis absolutamente de todo. Todos ellos son enormes edificios de varias plantas que albergan todo tipo de mercancías. Suelen tener marcas internacionales de lujo, restaurantes para todos los gustos, comida rápida de las cadenas internacionales, actividades variadas, plantas temáticas… en fin, todo lo que se os pueda ocurrir en este tipo de entornos.
Para lo que gustan de un tipo de compras más tradicional, existen innumerables mercados de tipo a lo largo y ancho de la ciudad. Uno de los más conocidos es Chatuchak, en el distrito homónimo, considerado el mercado al aire libre más grande del mundo. Si buscáis ropa, el mercado de Pratunam, en el distrito de Ratchathewi,  está especializado en atuendos y accesorios a precios de mayorista. Uno de los mercados más llamativos de Bangkok es el Mercado de Las Flores, situado en la zona antigua, cerca del templo del Buda reclinado, está abierto veinticuatro horas y a plena actividad ¡a partir de las doce de la noche! Una visita imprescindible por lo diferente que es al resto de los mercados. Otras de las singularidades de Bangkok son los mercados flotantes, situados casi todos ellos en la zona de conurbación de la ciudad, verdaderos supermercados flotantes donde se abastecen muchos de los habitantes del delta. Merece la pena visitar alguno, porque es una experiencia única ver el tráfico de botes, compradores y vendedores en una especie de caos ordenado. Dos de los más famosos son, por un lado el grande y populoso mercado de Damnoen Saduak,  y por otro, el recoleto  y tranquilo Taling Chan, desde luego, la cara y la cruz de la experiencia.
A poco menos de un kilómetro del Gran Palacio también se encuentra otro lugar turístico para hacer compras, la calle Kao San road, llena de hoteles de bajo presupuesto y de tiendas y puestos que ofrecen, literalmente, de todo. Conocida como “la calle de los mochileros”, el paso del tiempo la ha convertido en una especie de parque temático de lo que se supone es Bangkok para los turistas, pero muchos tailandeses no se identifican con ella y la denominan “la calle de los extranjeros”. Aún así, es muy interesante porque es uno de los lugares más frenéticos de Bangkok.

Gastronomía en la capital de Tailandia

Bangkok es especialmente conocida por los puestos callejeros de comida. Los vamos a encontrar por todas partes, porque forman parte indisoluble del panorama urbano. Son una manera muy acertada si queremos acercarnos a la verdadera comida tailandesa. En ellos prima lo “bueno, bonito y barato”, ya que ofrecen buena calidad a precios realmente asequibles. Sin duda, la variedad infinita de comidas que ofrecen satisfarán a los paladares más exigentes. Aquellos que prefieran decantarse por restaurantes de tipo más tradicional tampoco lo tendrán difícil, tanto por cantidad como por calidad. Los hay de variada comida internacional, como mejicanos, de tapas españolas, japoneses… y ya que estáis aquí, si queréis probar la comida tailandesa de restaurante, os recomendamos el Than Ying, especializado en recetas de toda la vida, o el Sonboom Seafood, con su famosa receta de cangrejo, ambos en el distrito de Bang Rak. Una de las cosas que tampoco deberíais olvidar en la oferta gastronómica de la Capital de Tailandia es probar el café, porque es de buenísima calidad. Para los tailandeses, tomar café es “religión” y tienen una relación con él similar a la de los franceses con el vino. Por todas partes veréis cafeterías de todo tipo que ofrecen multitud de variedades de café. Gran parte de los locales más recientes se encuentran en la zona más moderna de Bangkok, especialmente en el barrio de Silom. La fiebre por los cafés temáticos ha dado lugar a sitios tan originales como The Unicorn Café, un lugar inspirado en la serie My Little Pony y cuya decoración rosa no os dejará indiferentes.

Ocio nocturno en Bangkok

Para aquellos que aún tengan ánimo después del agotador día, la noche de Bangkok es una prolongación del frenesí diario, ya que, como otras grandes urbes, la ciudad no duerme. La fama de la vida nocturna de Bangkok quedó muy dañada en la época de la segunda guerra mundial, sobre todo cuando la zona del barrio Patpong (barrio rojo), cercana al centro de negocios, se convirtió en refugio de los marines estadounidenses de Vietnam. Desde entonces, la ciudad ha ido tratando de quitarse de encima el sambenito de lugar poco recomendable por actividades que rozaban la ilegalidad. Como en todas partes, hay que ser conscientes de a dónde vamos y con quién vamos. Por lo demás, la oferta nocturna es apabullante, discotecas, bares, restaurantes, mercados… o sea, todo lo imaginable. Por citar alguna de las posibilidades, hay dos sitios que están muy de moda para tomar algo y contemplar la ciudad: el Cloud 47 y el Sirocco, ambos en la zona de Silom. Sitos en modernas construcciones,ofrecen vistas espectaculares de la ciudad desde sus azoteas. En el caso del Glow, la experiencia es toda la contraria. Se trata de un pequeño local a pie de calle a dónde acuden mucho los locales, con un carácter más underground y que ofrece actuaciones de Djs. Especial para aquellos que gusten de fiesta y bailar.

Otras actividades

Si alguien se siente con ánimo después de una noche de fiesta, puede probar a asistir a un combate de muay tai, el boxeo tailandés, en uno de los dos estadios más emblemáticos, el Ratchadamnoern  o el Lumpini, este último recientemente trasladado cerca del aeropuerto. El muay tai es un tipo de lucha libre de las más completas que existen. Su práctica conlleva todo un ritual y supone un forma de vida. Asociada en el inconsciente colectivo tailandés al ambiente de las apuestas, El muay tai parece estar cediendo terreno ante la glamurosa Thai Fight, que conecta mucho con el espíritu de la gente joven y pretende convertirse en el nuevo deporte de masas.

Y si después de todo, queréis desconectar y descansar, siempre podéis optar por ir al Parque Lumphini, lugar de recreo para gran parte de los habitantes de Bangkok que acuden aquí a descansar del ajetreo de la urbe, practicar deporte, taichí, etc. Creado en los años 20 del pasado siglo, este inmenso parque sigue las directrices de los parques urbanos que se encuentran en otras grandes ciudades del mundo, al estilo del Central Park de Nueva York o la Casa de Campo de Madrid. Se encuentra en el distrito de Pathum Wan, alejado del centro, cerca de la moderna zona de los grandes centros comerciales. Este os sorprenderá por la cantidad de actividades que alberga, muchas relacionadas con la educación y la salud, así como festivales de música o celebraciones budistas. Altamente recomendable para descansar del bullicio y el tráfico de la ciudad.
En Viajes a Tailandia, esperamos haberos dado algunas claves para interpretar Bangkok, la enigmática capital de Tailandia. Cómo habréis podido comprobar, la ciudad es una gran capital con todos los pros y contras que eso conlleva. Desde luego que Bangkok es inconmensurable y haría falta mucho para llegar a una mínima explicación de lo que representa. Esta ciudad nos puede sorprender, porque no se muestra como otras ciudades del mundo, sin embargo, si la entendemos, llegaremos a amarla profundamente, porque en ella la vida está en constante movimiento. Al menos, así lo demuestran los millones de personas que residen en su área y que cada día disfrutan de las enormes posibilidades de una de las mayores urbes del mundo. Bangkok es, en definitiva, la capital de un gran país que hunde sus raíces en la tradición, pero también sabe encarar con valentía el futuro y los desafíos que éste representa. En Viajes a Tailandia os recomendamos conocer Bangkok, porque sin ella vuestra visita a Tailandia quedaría incompleta.

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